jueves, 4 de septiembre de 2008

La Caja




Abre los ojos. Como siempre, se da cuenta que esta encerrado en su caja. De cristal, cuarzo, plastico, lo que sea pero siempre, siempre, transparente cuando se levanta. Sale de su cama, va al baño y hace lo que todo hombre hace. Va hacia el comedor, para servirse otra taza de su preciado café, que, sin ninguna duda, no lo ayudaria en su vida diaria si no estuviera. Arranca el motor. Toma la autopista que la sociedad y el Estado ha preparado y concesionado debidamente a empresas privadas que, aunque el lo sepa (o tal vez no, que se yo), lo estafa una y otra vez los 365 dias del año que la usa, pagando su correspondiente peaje. Llega a su trabajo: Profesor. Él, el que sabia todo acerca de todo, se da cuenta que al fin y al cabo de lo unico que le sirvio leer, estudiar e ir a la universidad, es para enseñar lo que siempre amó, a personas que lo que menos le interesa saber es lo que tiene para contarles. Pero la paga es buena, asi que no se queja. Luego de dar sus clases, mensajea a su novia, y salen donde cualquier pareja planea una cita. La encuentra como siempre, en un banco de la plaza, con el color de su caja color rosa chicle, obviamente de pensar y repensar lo lindo que resulta ser su chico. Van a un bar, toman algo, hablan sobre los vericuetos y necedades de la vida en general y como todas las tardes la lleva a ese cuarto especial, donde ellos, en unos minutos criticos, consiguen abrir sus cajas y encontrarse en una.

Luego como todos, se saludan con un beso. Entra de nuevo en su auto para ir de nuevo a la autopista que le roba el tiempo aparte del dinero y se dirije nuevamente a su casa, su hogar, su refugio. Abre la puerta y ve, como siempre, las cosas que siempre le han gustado: su tele, su computadora, sus libros. Prende la tv, para escuchar las mentiras de siempre: algún asesinato, algún partido que ganó boca, y todas esas cosas que quieren que los medios hablemos asi nos alejamos de lo vital y lo necesario, total ¿ A quién le importa que a 15 minutos de su casa, hay personas que ni siquieran tienen lo minimo indispensable para vivir? ¿Qué siempre los que se dicen llevar todo por la vida consiguen lo que quieren, aún a costa de que sus vidas no tengan siquiera un sentido, sino el del dinero y lo material? Que te muestran qué auto hay que comprar, que ropa hay que usar y todo eso para llenarle los bolsillos a algunos pocos, descontando a los que continuamente prometen 100 para hacer solo 10, y a veces hasta 5.

Se hace unos mates para poder zafar un poco del frío que hace allá afuera. El pronóstico dice que la temperatura miníma va a ser la más baja de los últimos 20 años. Maldito Bush y sus fábricas que ayudan al Fucking calentamiento global, piensa. Pero más que insultar al presidente de yankeeland no va a mejorar mucho la situación. Aunque el gobierno le dé lamparitas de bajo consumo y que este casi la totalidad del día fuera de su casa. Pero eso si. Su caja es inviolable. Se lo dijeron de chico cuando empezó a darse cuenta de pequeñas cosas. Sabe que es su yo, lo que lo protege del mundo exterior, pero ¿es así? Parece que lo que le dijeron es como si hubiera sido un mandato divino, algo como “las drogas son malas” o “no hay nada mejor que tu país”. El trata de averiguar el porque a todo eso, pero ni todos los libros que ha leído lo ayudan a comprender mínimamente de que carajo sirve esa caja. Si cada vez que hace el amor con su novia, abrir con lentitud esa caja para acoplarse a la de su chica, parecería que lo llevara a la muerte segura. Lo discutió varias veces con ella pero no llega a ningún lado.

Sale afuera, donde tiene un pequeño patio en el que siempre tiene una silla y en la que siempre lee un libro para digamos “despejarse”. Manaña es sábado, asi que no hay problema en quedarse hasta tarde. El libro es de un tal Zófolus, con el título ¿El porque de la caja? En el como siempre, el autor trata de convencer al lector que la caja es algo del mas allá, algo que esta fuera de su comprensión y que, haga lo que haga, nunca debe cuestionarse. ¿Quién carajo lo manda a leer eso? Se pregunta. Busca su mp3 y trata de encontrar el programa que casi clandestinamente escucha cada vez que tiene tiempo, sino esta su novia, reclamando la atención que a veces se merece, o la correción de algunas pruebas que casi siempre, están desaprobadas. Algún tópico divertido, algun comentario a su blog y entre esto y aquello, deja pasar la madrugada y como casi todos los sabados se queda dormido.

Suena el timbre. La puta madre. Se le habia olvidado que ese fin de semana era el aniversario de su noviazgo y que ella venía a quedarse por esos dos días. ¿Y el regalo? Algo se le iba a ocurrir. Puteando abre la puerta. Era ella. Abrazandoló le muestra su regalo, casi siempre algo que según ella le quedaba “sexy” para esa noche. Ese día apareció con su caja con un color rojo furioso, signo de que si no se preparaba esta noche, se le podría todo. ¿Y mi regalo? Ya te lo voy a dar, no te preocupes.

Decide llevarla a un parque y preparar un picnic. Algo para salir del paso que, ustedes caballeros, sabrán comprender. Le regala un mp3 que le habían regalado hace tiempo pero que por diversos motivos, no usaba. Como siempre, la situación es salvada. Compran algo para la cena y luego Repiten el ritual en cual ellos unen sus cajas, que él tenia hoy de azul bastante claro, mostrando un poco de sensualidad y predisposición para eso.

Al otro día prepara el desayuno y vistiendosé bien salen los dos hacia una playa que quedaba a unos escasos kilómetros de su casa. Como siempre, lleva algo que escribió para mostrarle y recibir los halagos que tanto le hacían bien, y que los editores calificaban simplemente como “pura mierda”. Había hecho pequeñas publicaciones pero nunca habían tenido mucha masividad. En esos días volvía a su casa con la caja con un color entre bordo y negro. De regreso, le prepara el almuerzo que siempre le gustaba: ravioles. Aunque prefabricados, él, como todo buen caballero, la premiaba y le decía porqué nunca había hecho un libro de cocina, que hubiera vendido miles de copias, poniendo la caja de ella de un color sonrosado.

Luego, a la noche, la lleva a comer a un restaurant elegante, con mini concierto de violines y todo. Vino caro, buena comida, y mejor atención. Vuelven a casa donde se quedan dormidos, uno abrazando al otro. En la mañana, la chica prepara todo y vuelve a su casa. Solo de nuevo, decide hacer las compras del día. Algún que otro paquete de fideos, leche, cerveza (infaltable en su heladera aun si hacía –50 ºC), mas comida. En su casa pone algo de música, siempre algo de rock o de blues o jazz. En su compu trata de bajarse el compilado de canciones que se había propuesto descargar, sino hubiera sido por su novia que se había quedado el fin de semana. El precio de la compañía de internet era módico, aunque no por eso barato. En fin, para el MSN y descargar música sin pagar, era suficiente.

Ese día decide salir lejos para tratar de escribir algo que algún editor puede calficar como bueno, al menos en vez de “pura mierda” sea solamente “mierda”. Previo mensaje de texto a su novia y conocidos para avisar que se iba algunas horas lejos y que no lo localicen, va al campo que quedaba a las afueras del suburbio que habia elegido para habitar. Con su notebook, que le había costado sangre y fuego y que cuidaba como oro trata de enhebrar alguna frase, alguna conversación que quedara buena entre sus personajes, para que al fin de una vez por todas, pueda costearse los viajes que tanto quería hacer por el mundo.

Luego de un par de horas vuelve a su casa, dado que mañana es otro día arduo en el mundo escolar. Encima la escuela donde le tocaba enseñar resultaba ser una que quedaba en pleno barrio privado, donde los chicos primero decían “caja” antes que “papá” y cumplían a rajatabla lo que el mundo exterior imponía. Aunque siempre medio agrandados lo bueno era que la paga era en euros. A caballo regalado...

Quedó encantado de que al fin un grupo le prestara un poco más de atención de lo que los demás alumnos de los demás colegios le prestaban. Los tendrían que haber visto. Todos con sus cajas de un color anaranjado brillante. Pero bueno, la clase había llegado a su fin y el tenía que ir a recibir una respuesta de un ejemplar de su pequeña colección de cuentos a una nueva casa editora que había abierto en Buenos Aires. Preparado el auto se dirige hacia allá.

La dirección quedaba en el barrio de San Telmo. Era un pequeño departamento en el primer piso.Tenía un pequeño hall, donde la secretaria recibia a las visitas, y luego, el despacho del editor. Todo pintado con un verde marino y con pinturas de Dalí. La secretaria le avisa, no sin antes mirarlo de arriba abajo con la intención y pensamientos que ya todos conocemos, que el editor lo estaba esperando en su oficina. Luego de caminar por un breve pasillo, encuentra la puerta. Toca y la abre. El editor, por primera vez, está maravillado por lo que había escrito y decide firmar contrato ahí mismo. Él, encantado acepta y si todo resultaba como el editor suponía, le pediría dos libros más, con opción para hacer una novela. Con la suma de dinero que había recibido se queda en Buenos Aires, no sin antes avisar a su novia que había conseguido que le editaran su libro de cuentos.

Regresa a su ciudad. Prepara una cena especial con su novia para festejar que al fin tenía una de las cosas que más quería: su libro publicado. El editor le comentó que ni bien empezara la impresión de los ejemplares, lo llamaría. Ahora, parecía que el tiempo le sobrara, si ya hasta había corregido todo lo que los chicos de la pública habían hecho. Bastante mejor, pero todavía necesitaba pulir algunas cosas…

Luego de unos meses, su libro se había publicado. Los críticos no podían entender como habían rechazado ese libro tantas veces. Se vendían como los celulares: a cada rato. Al fin se podía dar el lujo de viajar donde le pareciera: Europa, Asia, EE.UU (aunque lo hacía solamente para ver a amigos) y todos los países del globo que se le puedan imaginar. Pero luego de todo eso se sentía que al final, todo el esfuerzo que había hecho no tenía un fin valedero y justo, ya que, cada vez que recibía una felicitación por algún libro, comentario en un diario o su propio blog, se sentía vacío. Y decidió buscarle el sentido a la caja.

Preparo un viaje a esos países que tienen gurús que dan la iluminación espiritual y la paz interior, de los que casi siempre van los tipos famosos bah, a ver que conclusiones podía sacar de esa cultura, tan diferente a la ideología occidental de pensamiento de: comprar, comprar y más comprar. Luego de llegar allí, llego a las mismas conclusiones. Por lo que decide dejar todo e irse lo mas lejos de ese lugar por unos meses, a ver si por si mismo puede solucionar el drama existencial que lo aqueja desde ya digamos, varios meses, inclusive años para algunos. Al fin, descubre un día el verdadero sentido de la caja, la cual hace envolver en un halo de luz que cambia de color según como se encuentra en cada segundo de ese nuevo descubrimiento que parecía, había sido solo reservado para el mismo. Va viene entra sale aprende deja de aprender siente piensa habla calla ríe llora se anima y desanima vive muere vuelve a vivir cuenta escucha reconoce olvida cae se levanta respira camina salta vuela nada escala repite dice todo de una sola vez duerme sueña.

Despierta…

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