Era
una oficina como cualquier otra. Si se imaginan una agencia de
policía yankee, no necesitarán más detalles. Mi futuro exjefe esta sentado en
su mullido sillón. Un poco cabizbajo, con mirada perdida, sin saber que carajo
hacía en ese lugar en mi día de franco. Se meció por unos breves segundos como
si siguiera el compás que marca el segundero de su reloj de pared, detrás de
él, a lo alto. Como el otro que iba a ser mi futuro jefe, también era un señor
entrado en años. Un pelo cubierto con canas, frente amplia, con cejas que casi
tapan sus ojos marrones. Un pequeño bigote que lo hacía parecer a Charles
Chaplin. Una boca pequeña, seguida de una papada enorme. Era una persona que por
más que estuviera sentada, parecía que había corrido una maratón de lo mucho
que transpiraba. Me hizo tomar asiento y me preguntó el motivo de mi visita.
“Vengo
a presentar mi carta de renuncia”.
“¿Qué
venís a hacer qué?
(Vengo a presentar mi carta de renuncia
viejo gagá, ¿O no me escuchás?) Pienso mientras busco una respuesta más
amigable.
“No
me siento a gusto, nada más. Voy a terminar de escribir los últimos artículos
que tengo que hacer. De eso no se preocupe”.
“¿A
qué te pagan mejor en el diario de enfrente no? ¿Te vendés así nomás?”
“No,
para nada. Es más, todavía no se adonde voy a ir”.
Ya lo tenía todo planeado, pero
no tenía ganas de dar explicaciones.
“Es
una minita. Estás caliente con una minita y te vas como si nada. Como decía mi
abuelo, tira más que una yunta de bueyes ¿No?”
Les cuento que era uno de sus
mejores redactores. No me iba a dejar escapar así nomás.
“Tampoco
es por eso. Solo quiero cambiar de aire, nada más. No es por la plata o mujeres
u otra cosa”.
Mi
(ahora si) exjefe estaba un poco exaltado. No entiende ninguno de mis motivos. Estuvo
mirándome furioso durante algunos minutos, pensando en lo próximo que sus
labios iban a pronunciar. Era mi decisión y estaba tomada. Me tenía que dejar
ir.
“Esta
bien, esta bien. Sabés que por ser una renuncia no te corresponde un mango, ¿Sabías?
“Sí”.
Eso lo tenía claro desde un principio.
“Listo,
terminá esos artículos y mandamelos
por mail. Que tengas suerte”.
Y así fue como terminé mi relación laboral con
el diario.
1 comentario:
on the road II*
(la del comment eliminado fue silvia...escribió mal una palabra...)
Publicar un comentario