jueves, 8 de diciembre de 2011

Pelotas

No seguí con mi relato largo, pero quería dejar algo por acá. Microrrelato que surgió de un cadaver exquisito.



            Pelotas multicolores invadieron las calles una soleada mañana de domingo. Nadie supo como llegaron. Solo rebotaban por las calles, avenidas, carreteras, como si les pertenecieran. No seguían una ruta fija. Solo giraban, metiéndose en ventanas, en patios, en casas. La gente se preguntaba quien tuvo semejante idea ¿Es una campaña publicitaria? ¿Algo para el verano? Varias personas se acercaron a ellas. Tenían una textura rugosa. Eran  muy livianas, como si estuvieran llenas de aire. Mientras tanto, ellas seguían apareciendo, inmiscuyéndose en cada rincón que podían hacerlo. Parecían pelotas llenas de vida, de pasión.
            Los medios se hicieron eco de lo sucedido. Casi todos lo atribuían a una argucia publicitaria, ya que se acercaba el verano y muchas empresas hacían este tipo de movidas. Sin embargo, ninguna empresa admitió nada. Las pelotas continuaban siendo un misterio. Las horas pasaban y ellas no paraban de arribar a la ciudad. Seguían rebotando, Esta vez a un mismo ritmo, a un mismo compás. Continuaron así toda la noche: pum, pum, pum, como tambores que no paraban de retumbar. A la mañana siguiente, las pelotas multicolores pararon de picar. Se detuvieron al mismo tiempo, sin moverse un centímetro. La gente no prestó atención. Siguió con su rutina, comprando, caminando de aquí para allá apurados, con caras de cansados por la nueva semana que comenzaba.
            Las pelotas empezaron a moverse despacio, sin que nadie se diera cuenta. Poco a poco, iban adquieriendo velocidad y fuerza. Comenzaban a rebotar una vez más, todas al unísono. Primero unos pocos centímetros, luego un poco más alto.

No hay comentarios.:

Licencia de Creative Commons
Pensamientos en voz escrita by Eduardo Gerstner is licensed under a Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported License..