Entretanto,
mi futuro jefe me llama para decirme que esté listo para el primer viaje. Voy a
salir el lunes por la noche hacia un pueblo no muy lejos de donde estamos, para
probarme. Al terminar la llamada, me preparo algo de ropa por si las moscas.
Eso era lo más fácil. El tema era, si salía todo bien, los libros que iba a
llevar. No sabía si después de mi primer viaje iba a ver unos cuantos más.
Quería estar preparado. Sin dudarlo me fui a una librería. Ahí el ambiente es
calmo. Nadie ofrece nada; todo esta al alcance de la mano. Para que uno agarre
sin ser molestado. Como iba a hacer un viaje, quise comprar uno que también
hablara de eso. Así encontré Las Ciudades Invisibles. Pagué y me fui a casa, a
esperar.
El fin de semana pasa, y llega el
día del viaje. Hago algunas visitas, le dejo la llave de mi casa a mi vieja y
unas horas mas tarde, de noche, voy a lo que va a ser mi nuevo trabajo. Mi jefe
me estaba esperando y me felicita por la puntualidad. Tengo que llevar un
acoplado con comida a unos cuatrocientos kilómetros de ahí. Me pide que tenga
cuidado, que no me quiera hacer el Schumacher y sea prudente al manejar. Él me
iba a controlar vía GPS asi que nada de boludeces. En eso me entrega las llaves
del camión. Me desea buena suerte y me aclara que la carga tiene que estar lo
más temprano posible, más tardar a las ocho de la mañana. Me vuelve a desear
suerte y me indica donde esta el camión. Me acerco, verifico que todo esté en
su lugar y arranco el motor.
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